En pocos momentos de la historia de la Iglesia ha acompañado a la afirmación de la fe y a su definición frente al error herético por los obispos de la Iglesia, el gozo exultante y la alegría manifiesta del pueblo fiel como en el momento en que el concilio de Éfeso en el año 431 proclamaba a María Madre de Dios rechazando la doctrina de Nestorio…