Quien piense que las afirmaciones del artículo de la Constitución que, antes de mencionar las «nacionalidades», habla de la nación española y de la «patria» indivisa, contienen una garantía para el futuro unitario de España, se engaña a sí mismo voluntariamente.
Quien desee que España se mantenga como unidad histórica, y no sólo administrativa o «estatal», en el futuro, habrá de invocar ideales y valores superiores y anteriores a esta desintegradora Constitución…