La tesis: España pertenece a Europa se repite en los últimos años con insistencia, como consigna inspiradora de actitudes políticas, culturales e incluso “pastorales”. No parece que sea una afirmación “sin problema”. Sin embargo, si quienes combaten la tradición católica de su pueblo imponiendo, con abuso sacrílego, sus consignas de pluralismo y de secularización, intentan así también “europeizarnos”, hay que reconocer que esto probaría que lo que entienden por Europa los europeístas es algo a que España no conviene que pertenezca.
Tal vez porque “Europa” es un término expresivo de los ideales que orientan la decadencia y el hundimiento de la histórica Cristiandad occidental.